Estoy segura que muchos hijos luego de la adolescencia
piensan que las mamás somos un fastidio. No me cabe la menor duda, yo misma lo
pensé de la mía. Las mamás preguntan
mucho, quieren saber sobre sus muchachitos (que a veces no lo son tanto) y sus
andares, abrigan cuando ellas tienen frío, quieren que sus hijos no pasen
trabajo, que prosperen, que formen
pareja con personas dignas (¿?), que vayan al baño antes de salir a la calle, que
no anden rumbeando muy tarde, que se cuiden de las malas influencias, que estudien,
que sean alguien de bien, que no padezcan
por nada ni nadie. Son capaces de dar su
vida con tal de no ver sufrir a sus criaturas
(¿adultos?) no importa la edad real.
Cuando estamos pequeños la madre es el centro del universo
pero luego con la edad pasa a ser uno más de los astros, a veces próximo a
Plutón… el más lejano. Lo digo sin pizca de amargura simplemente es así, es la
ley de la vida. Todo lo que critiqué a mi pobre madre lo hago yo. Todavía a la edad que tienen mis hijos les
pregunto si ya comieron y ni siquiera viven conmigo pues nos separan kilómetros
de continente en distancia. Igualito me preocupo y a veces me ocupo. A lo mejor es porque aprendí de mi mamá que
comer era salud, alimentarse era amor y compartir comidas familiares era una
manera de celebrar…además de enterarse de las últimas noticias disimuladamente.
Freud legalizó la sospecha de que culpa de todo la tienen las madres. Por eso es que se puede escuchar a hijos
diciendo que son infelices porque estudiaron algo que no querían, no tuvieron
tiempo de calidad cuando infantes, los castigaron por buena gente cuando
chiquitos, trabajan en un área insatisfactoria, seleccionaron la pareja
equivocada por presión materna. Como si hubiesen tenido una pistola en el pecho
para hacerlo o no tuviesen voz para argumentar a favor o en contra. Así que las madres podemos ser tildadas
(verbalmente o en pensamiento) de locas, malas y torpes en algún momento de nuestras vidas. Pero no hay que preocuparse mucho pues en
algún momento esos hijos se convierten en padres y re-comienza la misma
historia con ellos como actores. El guión de la película es el mismo. Lo que parecía locura
entonces es entendible y justificable.
Añoramos entonces a aquella señora, esa loca, que se preocupaba por los pequeños detalles, nos daba
confort, secaba lágrimas y generaba caudales de motivación para que fuéramos
personas de bien. Como decía Carl Gustav Jung Toda madre contiene a su hija en sí misma y cada hija a su madre. ¡Aplica
también a los hijos varones!!
No se pierdan estos dos videos muy simpáticos sobre esa loca llamada mamá que cruza las fronteras geográficas,
culturales y lingüísticas. En otras palabras, no era en mi familia, no son las mamás en
Venezuela…la cosa con las mamás es planetaria.
Feliz día a todas las madres en acto y en potencia. Un cálido abrazo y mis mejores deseos hoy y siempre.