Mi hija y
yo tenemos una suerte de ritual decembrino.
Desde hace unos cuatro años tratamos de regalar cosas hechas por
nosotras para la navidad. Es toda una emoción
el pensar en “el proyecto”, los detalles y la parafernalia asociada. Tanto es
el gusto que hasta nos compramos un libro de recetas para hacer nuestros
obsequios. De verdad, es todo un placer
reunirme con ella e idear el objeto de nuestra intención. Le damos tanta vuelta
a la idea o ideas que creo que confundimos a la gente en nuestro deseo de
hacerles felices.
El primer
año decidimos hacer una crema exfoliadora de café.
Ese fue un exitazo entre las damas; luego estuve limpiando la cocina por
un mes para acabar con los residuos de los ingredientes de belleza que habían
salpicado por todas partes.
El segundo
año, cuando compramos el libro mencionado, hicimos un chutney de frutas para
las carnes. Toda una exótica inspiración con especies de la India. El 95% de las personas que lo recibieron
pensaron que era mermelada de fruta, y por supuesto se la comieron con pan para
el desayuno. ¿El curry? ¡Bien gracias! Pero por lo menos todos los
amigos recuerdan el frasco y la cucharita de madera que lo acompañaba.
El tercer
año nos lanzamos con sales sazonadas.
Buscamos sal Kosher y no solo la aderezamos en dos versiones sino que
hasta nombres les dimos: Sherezade y Ulises. La primera con toques árabes y la
segunda con influencia del mediterráneo.
Nadie entendió el concepto ni la connotación de los nombres, las
especies para cada tipo de sal eran diferentes y relacionadas a los
nombres. Mucha sofisticación de nuestra
parte. A lo mejor debimos llamarlas Joao y Shakira. Si no adivinaban por los nombres por lo menos conocían a alguien llamado así.
Este año
nos decidimos por el Ponche Crema. No
hay venezolano que no lo disfrute en esta época, y si es casero ni se diga,
aunque Eliodoro González P tiene su sitial de honor en los hogares de la patria
amada (es una marca comercial de la bebida espirituosa - para los lectores no
venezolanos). Este era un tema cultural y de honor. Decidimos comprar los ingredientes. Por supuesto el ron es carísimo por estos
lares ya que viene de latitudes caribeñas. Decidimos por aquavit (aguardiente)
y terminamos comprando vodka. Esa parte ya estaba resuelta… creíamos. Resulta que la receta tiene huevos crudos,
eso es un no – no en los países del
primer mundo… por la salmonella. Así que
nuestra intención se fue diluyendo de tal manera que de Ponche Crema pasamos a
una suerte de Bailys. A los compatriotas
no les gustó mucho el invento, pero a los canadienses les encantó para sazonar su
Starbucks.
¿Flores para las celebraciones?
Rescue Remedy si usted es de los que entra en crisis por los
preparativos y regalos o por falta de ellos.
Nos proporciona calma y serenidad en momentos de “locura”.
Olive para los momentos de agotamiento por los
corri-corres de las celebraciones. Nos permite reponer la energía física y
mental después de tanta agitación.
Centaury si usted es el anfitrión o la anfitriona
servicial que no descansa hasta ver que todo el mundo está complacido, repleto
de comida y en el grado máximo de la satisfacción. Le dará la oportunidad de decir no sirvo ni un plato más de comida, con
toda tranquilidad.
Menos mal
que siempre nos da por hacer detallitos y no por lanzarnos a hacer cosas que
impliquen carpintería, latonería, plomería, intenso trabajo, total dedicación,
difícil comprensión y usos equivocados. ¿Qué
se le ocurrirá a mi hija para el año que viene?
Mientras tanto reciban mis mejores deseos en estas festividades, todo colmado de salud, prosperidad y amor.
Mientras tanto reciban mis mejores deseos en estas festividades, todo colmado de salud, prosperidad y amor.
Imagen con Copyright de iStock
© 2016 Marielena Núñez
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